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Empezó guerra de encuestas

A medida en que se acerca la campaña electoral para renovar Congreso y elegir Presidente de la República proliferan las encuestas y los sondeos de opinión que si bien son un indicativo de lo que está pensando la gente respecto de sus favorabilidades políticas, también sirven para inducir o manipular la opinión frente a determinadas candidaturas. Como lo ilustra con maestría Osuna en su caricatura de El Espectador, en medio de las múltiples protestas de descontento por la gestión del presidente Juan Manuel Santos,

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A medida en que se acerca la campaña electoral para renovar Congreso y elegir Presidente de la República proliferan las encuestas y los sondeos de opinión que si bien son un indicativo de lo que está pensando la gente respecto de sus favorabilidades políticas, también sirven para inducir o manipular la opinión frente a determinadas candidaturas. Como lo ilustra con maestría Osuna en su caricatura de El Espectador, en medio de las múltiples protestas de descontento por la gestión del presidente Juan Manuel Santos,

buena parte de los medios de comunicación adeptos al primer mandatario buscan subir su popularidad a punta de sondeos.

Es decir, en esta coyuntura política y ante la falta de respuestas concretas del gobierno a las diversas dificultades del país y la carencia de liderazgo del Presidente para dirigir la nave hacia buen puerto, las encuestas y los medios del llamado establecimiento están sirviendo de polea para elevar a como dé lugar la popularidad y el favoritismo de Santos.

En ese empeño de manipulación se busca simultáneamente invisibilizar, ningunear o reducir a su mínima expresión a la oposición política. Por ello se cometen “errores” como el de la edición impresa de El Espectador del 12 de noviembre de trastocar las cifras de una de las encuestas colocando a la candidata presidencial del Polo Democrático Alternativo, Clara López Obregón debajo de la precandidata conservadora-uribista, Martha Lucía Ramírez, quien en los últimos meses a duras penas registra en  los sondeos de opinión.

La utilización de las encuestas para inducir el voto libre del ciudadano en Colombia está llevando a situaciones que rompen el equilibrio informativo de los medios de comunicación hasta el punto de que en las pasadas elecciones de mitaca y en las atípicas que se realizaron para elegir al alcalde de Cartagena se excluyó de los debates organizadas por las dos cadenas privadas de televisión a aquellos candidatos que según sus estudios de opinión no estaban en los dos primeros lugares de las preferencias.

Esta situación antidemocrática que aún no ha sido corregida por el Consejo Nacional Electoral debieron soportarla los candidatos del Polo Democrático Alternativo, no obstante los reiterados reclamos en diversos escenarios elevados por la presidenta de la colectividad, Clara López.

Contrasta la realidad política e informativa colombiana con la del resto de países de América Latina. En el caso chileno que este 17 de noviembre elige nuevo mandatario, los canales de televisión que han realizado debates han invitado a todos los aspirantes presidenciales sin excepción, brindándoles todas las garantías del caso para que puedan exponer sus ideas y propuestas al electorado. Igual ocurre en Argentina, país que históricamente ha vivido una continua crispación política y donde el debate y la discusión de ideas son el común denominador de su vida democrática. Los medios no obstante sus preferencias políticas que además son legítimas, tratan de equilibrar la participación de los representantes de las diversas tendencias políticas para promover la discusión.

En Colombia, en cambio, lo que los medios del establecimiento buscan es que solo se exponga el “pensamiento único” de que habla Ignacio Ramonet. Pareciese que hay temor a que las diversas de voces sean escuchadas taponando de esta manera la posibilidad del pluralismo, base fundamental para que exista democracia.

Bogotá.

 

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