Nacional

¡Cuando lo privado prima sobre lo colectivo!

Por José Arlex Arias Arias  

Sería falta de sindéresis, cuando se habla de un sistema capitalista, soslayar la importancia del sector privado en la acumulación de riqueza nacional para el desarrollo económico, productivo y tecnológico de un país. Ese sector exige garantías para su participación, con el fin de obtener grandes utilidades. Una de las razones del atraso de Colombia es que nos convirtieron en exportadores de capitales, que se han fugado mediante diversas formas: deuda externa con los parámetros de la banca multilateral,

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Por José Arlex Arias Arias  

Sería falta de sindéresis, cuando se habla de un sistema capitalista, soslayar la importancia del sector privado en la acumulación de riqueza nacional para el desarrollo económico, productivo y tecnológico de un país. Ese sector exige garantías para su participación, con el fin de obtener grandes utilidades. Una de las razones del atraso de Colombia es que nos convirtieron en exportadores de capitales, que se han fugado mediante diversas formas: deuda externa con los parámetros de la banca multilateral,

Inversión Extranjera Directa no controlada, altísimas utilidades a empresas y monopolios extranjeros, bajas tarifas de regalías, elevado margen de ganancias para el sistema financiero –captaciones a bajo y colocaciones a alto interés y caras comisiones–, venta de materias primas a bajo precio, mano de obra barata y una institucionalizada corrupción. Por eso se resaltan las probabilidades de que el capital privado tenga sectores en los cuales invertir; sin embargo, existen otros sectores estratégicos que deben ser de exclusividad del Estado.

La colonial concesión, redescubierta en nuestro país en la última década del siglo pasado, nos está dejando en claro cómo el capital privado –especialmente transnacional– ha llegado con la rapacidad que lo caracteriza a saquear nuestra Nación, generando miseria, pobreza y desempleo estructural, temas que el gobierno se esfuerza por maquillar. En términos generales, es todo el modelo neoliberal el que establece ejes con ese objetivo: saquear el patrimonio público y obtener –al precio que sea– sus pingües utilidades, engrasando a funcionarios públicos pervertidos. Ese “a cualquier precio” vale para ganarse licitaciones y sacar el mayor beneficio con el mínimo esfuerzo. Por eso antes de licitar una concesión se contrata a un ejército de abogados por encima de profesionales o trabajadores especializados.

Son célebres los pésimos negocios con concesionarios que incluso siguen operando con la Nación. Como ejemplos están los fracasos de concesiones viales, dobles calzadas abandonadas y proyectos sin cumplir requisitos técnicos; pero eso sí, el operador privado se adueña del presupuesto y de los peajes en los tramos más concurridos, explotándolos como a mina de oro. Esto ha provocado manifestaciones, que son criminalizadas y violentamente reprimidas por el presidente Santos. Pareciera que el gobierno destinara un peaje a todo el que sea de sus afectos.

El caso de Cartagena es pavoroso. Instalaron cinco peajes en el perímetro urbano para un Corredor de Acceso Rápido en una avenida que ya existía. Este concesionario sacará más de un billón de pesos. Reventaron la avenida Pedro de Heredia para un Sistema de Transporte Masivo –Transcaribe– que va a costarnos más de medio billón de pesos y ahora se lo entregan a concesionarios. Construyen una doble calzada al ingreso por La Boquilla, imponiéndole condiciones a la comunidad, con un túnel en Crespo que la sociedad descubrió que no cumplía las condiciones técnicas; ahora toca hacer otro túnel dentro del túnel, además de dos terraplenes, denominados “la Loma de Marbella”, perjudicando a miles de personas y rompiendo la armonía paisajística de la ciudad. ¡Todo para poner los intereses privados por encima de los colectivos!

arlexariasarias@yahoo.com

Cartagena.

 

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